Suavemente me mata (Killing me softly, Chen Kaige, 2002) es una película que prometía mucho a priori. Plantea una relación con elementos D/s entre Alice (Heather Graham) y un escalador famoso con pasado oculto, Adam (Joseph Fiennes). A partir de un encuentro casual, ambos inician una historia común con sexo en lugares intempestivos, juegos de asfixia -pelín cursis- y pizcas de romanticismo del tipo tormentoso.
Lástima que cuando todo parece llevarnos a una peli con bonita relación Amo/sumisa, la cosa deviene en thriller de lo más previsible, con sustos de manual. Así se aprecia en la siguiente escena con un punto de partida inmejorable y chasco final. Alice se pega el susto padre al ver a su marido en las sombras de la casa. Éste se pone tonto y preguntón, ella todo lo enfadada que puede, la criatura -es tan dulce- y ... allí tenemos una práctica y sólida mesa de cocina de buena madera, como las de antes. ¡Con cuatro cuerdas, una en cada pata!
Pero, insisto, la escena queda totalmente desaprovechada. Además, no hay consenso.
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2 comentarios:
Tenía doce años cuando estrenaron esta pelicula. Mi amiga Elena y yo decidimos ir al cine a verla. Elena se tapaba los ojos y yo abría mis sentidos. Elena se quiso ir a mitad de la peli y yo quería verla otra vez. Al acabar, Elena dijo: "vamonos antes de que nadie vea que hemos estado viendo esta pelicula", yo asentí y pensé "es demasiado buena para nuestra edad".
¿Habrá influido la película en algo?
Creo firmemente en la influencia de ciertas películas en nuestro modelaje. Así que la respuesta es afirmativa, segurísimo.
Me ha gustado mucho la anécdota, señorita Vatori, soy coleccionista de anécdotas (y si se relacionan con películas que hayamos visto, mejor). Así que si tiene más, será un honor compartirlas.
Un fuerte beso.
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