sábado, 28 de febrero de 2009

Señor y criada en Mary Reilly

Stephen Frears llevó al cine una versión del clásico Dr. Jekyll y Mr Hyde en 1995, con el título de Mary Reilly. La película plantea la historia desde el punto de vista de la tímida criada del Doctor, lo cual da un enfoque muy novedoso y peculiar.

La correcta relación entre el Señor amable y culto (John Malkovich) y su sumisa criada (Julia Roberts) se confronta al salvajismo y el deseo cuando aparece Mr Hyde. En las escenas que se insertan se van tratando los temas de la dualidad bien/mal, la razón que somete a la sinrazón, los miedos e impulsos controlados. Es interesante ver cómo Mary escucha a su Señor, le cuida y sostiene su mano y es una atenta discípula. Y es magnífica la escena última, con la criada aterrada, la cara manchada de sangre de Mr Hyde, incapaz de huir.

Una película a revisar, exceptuando un ritmo a veces monótono, tiene sólidas interpretaciones y una interesante visión desde el punto de vista de la sirvienta.

viernes, 27 de febrero de 2009

Sadomasoquismo en La Pianista

La adaptación de la novela de Elfriede Jelinek La pianista fue fielmente llevada a cabo por Michael Haneke en 2001. La mujer del título es Erika (Isabelle Huppert), una profesora de piano del Conservatorio de Viena. Una mujer hierática y fría que humilla a sus alumnos. Vive con su madre y mantiene con ella una relación de amor y odio muy intensa. Sexualmente reprimida y con tendencia a la automutilación, la película nos la presenta como una mujer mentalmente desequilibrada.

Las escenas que se incluyen muestran fragmentos de la relación de Erika con su madre (Annie Girardot) y con el alumno que se convierte en su amante, Walter (Benoît Magimel). Con éste, plantea desde el primer momento una relación basada en la Dominación y el dolor. Walter la tilda de enferma y guarra.

La película -y la novela- ofrecen la imagen de un comportamiento sadomasoquista malsano y cruel; un personaje que no asume su sexualidad y se descompone por ello. Un poco cansina, esa recurrencia, pero es que el morbo -malsano- vende.

jueves, 26 de febrero de 2009

Ansia de poseer en El coleccionista

La intensa El coleccionista (Wiliam Wyler, 1965) está basada en la novela del mismo título de John Fowles. Narra cómo el tímido Freddie (Terence Stamp) secuestra al objeto de sus deseos, Miranda (Samantha Eggar) y la relación que se entabla entre raptor y secuestrada. Él es un joven excesivamente tímido, perfeccionista, culto y elegante; colecciona mariposas y es un obseso de la belleza. Ella utilizará todos los medios posibles para escapar, desde la violencia hasta la seducción.

En la escena, Freddie muestra a Miranda su colección de mariposas. Los esfuerzos por agradarla son muy grandes, está lleno de orgullo y enseña su tesoro como un crío lo haría. Miranda, entonces, le hace ver cómo ella es un objeto más de su colección. Una colección de seres bellos y muertos.

Poseer, coleccionar, controlar la libertad del otro son claves de la película, aunque aquí no rige consenso alguno. No obstante, es muy interesante cómo se incide en esa voluntad de posesión, dejándose aparcado el deseo sexual. Freddie es impotente, o al menos no acepta el ofrecimiento que Miranda le hará en la película. Ansia de poseer -y de ser poseído- que es común en el ideario BDSM.

martes, 24 de febrero de 2009

Un striptease en Uno, dos, tres

La tremenda, apabullante y genial Uno, dos, tres (Billy Wilder, 1961) es una cómica historia sobre americanos en el Berlín Oeste, en los años de Jrushchov. C.R. MacNamara (James Cagney) tiene el grandioso plan de introducir la Cocacola en la URSS y pretende utilizar todos los medios a su alcance para ello.

Usar, por ejemplo, a su secretaria Ingebold (Liselotte Pulver) como moneda de cambio. Los tres camaradas soviéticos sudan a chorreones mientras asisten al espectaculo que ofrece la rubia capitalista. De absoluta incorrección, en los tiempos que corren (pero es que Wilder era grande). La secretaria a cambio de dólares.

lunes, 23 de febrero de 2009

Dejar de ser aburrido en Algo salvaje

Algo salvaje (Jonathan Demme, 1986) fue una comedia de gran éxito en los ochenta. La gran baza de la película se basa en que juega entre comedia y drama con bastante acierto. Cuenta la historia de un tipo aburrido y ordenado, Charles (Jeff Daniels) que conoce el lado salvaje -y divertido y maravilloso- de la vida de la mano de Audrey (Melanie Griffith).

La escena BDSM de la película es breve pero muy significativa. Ella es la Dominante y él tiene una epifanía: ahora ve el mundo con otro color. Una sesión BDSM abre los ojos de Charles: adios a la vida monótona, adios a las corbatas y a la oficina... Ahora quiere comerse el mundo.

Aunque la película no deriva en una relacion D/s, la escena es muy sugerente porque asocia un sexo libre de convencionalismos con una vida del mismo tipo.

viernes, 20 de febrero de 2009

Azotes en La Residencia

La Residencia (Narciso Ibáñez Serrador, 1969) es una pequeña joya del terror hispano y película de culto de la escena sado. El argumento no puede ser más sugerente: internado de señoritas, con directora estricta y métodos de educación draconianos. Y secretos, chicas que desaparecen misteriosamente, jovencitos que espían a escondidas...

En la escena, la nueva alumna, Teresa (Cristina Galbó), recibe un castigo proporcionado a su falta. La severa directora, Madame Fourneau (Lili Palmer), es la encargada de ordenar su administración. Todo muy gótico, siniestro y apetecible.


miércoles, 18 de febrero de 2009

La mujer insatisfecha de Vestida para matar

Ella es Kate Miller (Angie Dickinson). Parte de la historia que nos cuenta Brian de Palma en Vestida para matar (Dressed to kill, 1980). Está casada pero su marido es un panoli que la tiene insatisfecha. Sueña que se masturba en la ducha y que, en el momento de mayor excitación, alguien la ataca violentamente. Ese sueño le da más placer que su marido.

Busca alguien que se la folle, en cualquier parte. En el museo. En la escena, Kate mira cuadros y mira al guapo desconocido que se ha sentado a su lado. Se ofrece con su mirada y el rictus de su boca pero el desconocido se marcha indiferente. O eso cree ella.

martes, 17 de febrero de 2009

Reafirmación del macho en Magnolia

La soberbia Magnolia (Paul Thomas Anderson, 1999) es una película coral con nueve historias que se suceden a la vez en tiempo y lugar. Personajes desechos, rotos, fracasados, moribundos, necesitados de redención.

En la escena asistimos al show de uno de ellos, Frank Maggey (Tom Cruise), que aparentemente es el más seguro de si mismo. Es presentador de un programa de alto índice de audiencia y por tanto, muy controvertido: "Seduce & Destroy". Se comporta como un dios sobre escena, el público adora sus largas parrafadas. Corean sus intervenciones, aullan.

Y es que el macho, a veces, necesita reafirmarse. Que le recuerden esas cosas tan deseadas, que les suban la autoestima por la tele.

lunes, 16 de febrero de 2009

El fetichista Marqués de Leguineche

En La escopeta nacional (Luis García Berlanga, 1987) brilla con luz propia el gran Marqués de Leguineche (Luis Escobar), un anciano impetuoso y hedonista. En la película, intenta sacar partido a su finca, alquilándola para partidas de caza, y lidia con unos y otros con garbo y tronío.

El mayor tesoro del Marqués es su colección de pelos de coño, que guarda en pequeños frascos de cristal. En la escena, su nuera Chus (Amparo Soler Leal), en un ataque de ira, le destruye la colección completamente. El Marqués está al borde del síncope. Pero como es de naturaleza optimisma, pronto sale a flote. Tampoco resulta tan complicado comenzar de nuevo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Virginidad, lesbianas y fisting en Persiguiendo a Amy

La estupenda Persiguiendo a Amy (Kevin Smith, 1997) es una comedia sobre un dibujante de cómics que se enamora de una chica lesbiana. Con diálogos rotundos e incisivos, la película aborda con franca naturalidad relaciones amorosas y de amistad y cómo afectan los hechos del pasado.

Nada BDSM, por cierto, pero digno de reseñar el siguiente diálogo entre los protagonistas. Holden (Ben Affleck) tiene ideas preconcebidas sobre el concepto de virginidad. Alyssa (Joey Lauren Adams) le explica que se puede ser lesbiana y no ser virgen. La naturalidad de su explicación, cómo describe un fisting y el sexo entre mujeres es digna de manual. Fantástica. Y fantástica también la cara de panoli que se le queda a Holden, con todos sus prejuicios cayendo como naipes.

jueves, 12 de febrero de 2009

Ojo por ojo, en El hijo del Caíd

En El hijo del Caíd (George Fitzmaurice, 1926), asistimos a una de las escenas emblemáticas de la Dominación masculina en cine. Cine mudo, gestual, absoluta y maravillosamente expresivo.

En la escena, Ahmed (Rodolfo Valentino) ha raptado a la bella bailarina Yasmin (Vilma Banky) . Como buen hijo de Sheik y Jefe de tribu -al menos, según el imaginario del espectador de los años 20-, Ahmed se muestra ante la joven como un hombre cruel, portador de la Justicia implacable. Desea a la mujer y la toma, porque es así como debe ser.

Muy polémica en su tiempo, pero a la vez, una escena que cautivó a cientos de mujeres y contribuyó a encumbrar a Rodolfo Valentino como el mito varonil con que es recordado.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Jugando en Al final de la escapada

En Al final de la escapada (Jean-Luc Godard, 1960) no se refleja ni remotamente una relación de Dominación /sumisión. No hay espíritus más libres y desapegados que el ladrón Michel (Jean Paul Belmondo) y la aspirante a escritora Patricia (Jean Seberg). Pero la escena que se inserta tiene al final un delicioso juego que merece comentarse.

Sentados en la cama, Michel quiere convencer a Patricia para que se vaya con él a Roma. Ambos se han acostado días atrás, él quiere volver a tener sexo, ella le esquiva con dulzura. La escena transcurre con suavidad, él está molesto por la negativa de Patricia y se tapa constantemente la cabeza con la sábana... Luego, le propone un corto juego, en el que, por supuesto, tiene todas las de ganar.




martes, 10 de febrero de 2009

"Has sido un rabino malo"

Con Todo lo que siempre quiso saber de sexo (y no se atrevió a preguntar), Woody Allen planteaba en siete cortometrajes otros tantos tabúes sexuales, en clave de comedia desenfrenada. Exhibicionismo, zoofilia, cinturones de castidad, sadomasoquismo... Todo ello amalgamado con las constantes del estilo de este cineasta: el psicoanálisis, el sentido de la vida y de la muerte y el sexo.

En la siguiente escena asistimos a un programa de televisión llamado "¿Cuál es su perversión?". Por él desfila un exhibicionista que se muestra en el metro. Y luego, un rabino viejecito que gusta de ser atado y azotado. Es encantador verle tan sonriente, bajo el látigo de una Dómina que está como un queso de buena.

La escena debería ser de visión obligatoria para Amos, Amas, sumisos y sumisas que se toman la vida y a ellos mismos tan en serio y estan tan encantados de conocerse, que dan asco.

lunes, 9 de febrero de 2009

Cómo domar a La mujer indomable

Franco Zeffirelli adaptó en 1966 la comedia de Shakespeare La fierecilla domada (The taming of the shrew). Una divertida guerra de sexos en la Italia del Renacimiento, que Zeffirelli plasma con el preciosismo que le caracteriza. Soberbios los protagonistas, Richard Burton y Elizabeth Taylor, creo que pocas parejas reales fueron capaces de entregarse con tanta pasión (y aquí, también pitorreo) en el cine.

En la escena, Petruchio lleva a Katharina al altar. Ella, la fiera que nadie quiere tener por esposa, espera altanera y con ganas de dejar a su novio en ridículo. Él aparece vestido de bufón y la deja en ridículo a ella. Empieza la doma. Inteligente, retorcida y con muchísimo sentido del humor.

domingo, 8 de febrero de 2009

Fetichismo en Viridiana


Viridiana (1961), la extraordinaria película de Luis Buñuel, es una incisiva crítica a los peligros de la caridad cristiana que, sin ninguna precaución, ejerce la novicia Viridiana (Silvia Pinal) con todo el que se le ponga por delante.

Buñuel adoraba ser escandaloso. Hizo que la bella Viridiana sufriera por amor (¿a Cristo? ¿Sólo amor a algo, sin saber bien qué?) y se martirizara a conciencia. Lo malo es que ignoraba que ser casta es un poderoso atractivo para un macho maduro. Al menos, así lo siente su tío, Don Jaime (Fernando Rey, el grande), que se martiriza más aún.

En la larga escena que se inserta, vemos cómo Don Jaime guarda celosamente el traje de novia de su difunta esposa, cómo se prueba los zapatos, el corsé... Y cómo posteriormente convence a su sobrina para que se vista con él. Don Jaime es el deseo desbocado y finalmente frustrado, lujurioso, obseso, descontrolado, plenamente humano.

viernes, 6 de febrero de 2009

Órdenes en El piano

En El piano (Jane Campion, 1993) se nos cuenta una hermosa historia de amor adúltero entre Ada (Holly Hunter) y el granjero Bainer (Harvey Keitel). Ambientada en la salvaje Nueva Zelanda de mediados del XIX, Ada se ha casado por poderes con un granjero rico (Sam Neill) pero es un espíritu libre. Muda por rebeldía, sólo se comunica a través de su piano.

En la escena, de profundo y muy sutil erotismo, Bainer -que guarda el piano en su granja- obliga a Ada a tocar para él. Es un claro chantaje, desea a Ada y utiliza el piano como medio para llegar a ella. Mientras la escucha tocar le ordena que se suba la falda y el miriñaque. Ella no se niega. Podría negarse, pero no lo hace.

jueves, 5 de febrero de 2009

Una escena de La insoportable levedad del ser

Philip Kaufman adaptó en 1987 la más conocida novela del escritor checo Milan Kundera. En ella se relata la compleja historia de amor entre Tomás (Daniel Day-Lewis) y Teresa(Juliette Binoche), mezclados con la relación meramente sexual que Tomás mantiene con la fotógrafa Sabina (Lena Olin) y con el telón de fondo de la Primavera de Praga.

En la escena, Teresa y Sabina se encuentran (amor y sexo, los dos extremos vitales para Tomás) y tal encuentro es sutilmente reflejado como una lucha de poder. Ambas desean a Tomás y ambas usan sus armas. Sabina es Dominante y segura de si misma. Teresa es dulce, sumisa y entregada. Unas fotos y dos manos enfrentadas. ¿Quién vence?

martes, 3 de febrero de 2009

Mis Dominantes favoritos: Sean Thorton

El título lo dice todo: es El hombre tranquilo (John Ford, 1952). Boxeador retirado, que huye de broncas. Sean Thorton (John Wayne) aguanta, aguanta, calmado. Tiene nervios de acero y orgullo pausado, como debe ser.

Aguanta, aguanta y tiene el maravilloso gusto de enamorarse de la hermana de su peor enemigo: Mary Kate (Maureen O´Hara), que no es una pava sino una irlandesa de genio y pies en la tierra.

Qué placer esa lucha de fuerzas. Y perderla.

domingo, 1 de febrero de 2009

Ritual que precede a la orgía en Eyes wide shut

En Eyes wide shut (Stanley Kubrick, 1999) se realiza un recorrido por las diversas posibilidades de follar que puede tener un esposo mitad celoso, mitad aburrido. Y también lo peligroso que puede resultar salir de la confortable molicie del matrimonio.

En su huida hacia delante, el doctor William Harford (Tom Cruise) tantea las posibilidades que se le ofrecen. En la escena, la posibilidad es participar en un ritual orgiástico, misterioso, siniestro, peligroso. En fin, lleno de alicientes.

Rodada con elegancia y conscientemente rebuscada, la escena refleja con frialdad y distancimiento las inseguridades de su protagonista, perdido en un mar de máscaras, al que todo sale mal, insatisfecho y condenado desde el principio a no salir de la seguridad del sexo matrimonial.