Terciopelo azul (David Lynch, 1986) está considerada como una película de culto de los ochenta por su puesta en escena y guión surrealista y excesivo. Una película oscura, siniestra y llena de símbolos. La oreja cortada que da inicio a la historia es la puerta por la que Jeffrey (Kyle MacLachlan), el estudiante feliz, entra en un mundo perverso.
En una de las escena cruciales, Jeffrey permanece escondido en casa de Dorothy (Isabella Rossellini), sin que ésta lo sepa. Asiste así a la llegada de Frank (Dennis Hopper) y observa cómo Dorothy le sirve y le apacigua. Frank es un psicópata que mantiene secuestrados al marido y al hijo de Dorothy y, aprovechándose de ello, la esclaviza y abusa sexualmente de ella.
No es una escena de contenido BDSM, la de la violación, pero si lo que ocurre después: ver cómo violan a Dorothy excita al joven Jeffrey. Lo interesante de la narración es, por tanto, ver cómo el estudiante de vida anodina intuye los placeres del ser Dominante. Al ser espectador de una escena de inusitada crueldad, Jeffrey descubre que su deber es proteger a Dorothy, pero también acaricia y se obsesiona con la imagen de la bofetada que ella le pide y él le da.
lunes, 23 de marzo de 2009
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