La bellísima Carta de una desconocida (Max Ophüls, 1948) es un clásico entre los dramas románticos. La película adapta la novela de Stephan Zweig y está considerada una obra maestra, llena de pasión y sensibilidad, que no ñoñería.
La adolescente Lisa (Joan Fontaine) conoce a su nuevo vecino, el pianista Stefan (Louis Jourdan) y se enamora al instante de él. Desde ese momento vivirá para complacerle y agradarle, esa será su mayor felicidad. Incluso no le importará ser apartada de su lado, ante el éxito del pianista. Sumisión pura y dura... aunque la parte teóricamente dominante ni siquiera se de cuenta. Es una historia triste de un amor desgraciado y no correspondido.
La escena que inserto corresponde al inicio de la película y merece la pena verla entera:justo al final, Lisa logra ver la cara de su nuevo vecino. Él se dispone a salir a la calle y ella, de manera espontánea le abre la puerta, como un primer acto de sumisión.
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2 comentarios:
mira que no saber que estaba dominando y tenia a una de las mejores sumisas, ainssssssssss..... que torpon por dios.
Besossssssssssssssssssss
( me encanta que os cuideis)
Pues resulta frustrante, la verdad, pero es que el es el típico Narciso, guapo y vividor, absolutamente pagado de si mismo. No tiene ojos para nadie más, sólo para si mismo.
Fíjate cuántas mujeres sumisas hay así, que se complacen en su sumisión y comparten su vida con tipos así.
Besotes a pares, mi dulce maiKO{RJ}
(gracias)
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