La segunda película de Luis Buñuel, La edad de oro (1930), es una colosal obra surrealista donde todas las filias y fobias del director tienen cabida. Ocasionó un tremendo escándalo en su época, fue prohibida y logró, por tanto, el propósito del autor: escandalizar a la sociedad europea plácida y bienpensante de entreguerras.
Aunque no hay argumento claro, el amor loco e infeliz es un hilo conductor, como se muestra en la escena de los amantes (Gaston Modot y Lya Lys). Con un sentido del humor genialmente absurdo, los amantes intentan consumar su pasión sin éxito. Llamadas telefónicas inoportunas, visiones tremendas de la vejez, coscorrones, posturas incómodas y una estatua de pies muy atractivos.
La imagen de Lya Lys chupando los dedos del pie de la estatua es quizás una de las más poderosas del cine erótico.
miércoles, 10 de junio de 2009
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1 comentario:
Gracias a ti por citarme. Es un blog muy útil el que has creado.
Gracias también por tu visita.
Saludos.
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