Quizás lo más extraordinario de la cinta de Roman Polanski sea la desmitificación de una relación BDSM. Óscar y Mimi, tras unos comienzos idílicos, caen en el caos autodestructivo por puro aburrimiento. Se ensañan uno con otra, son terribles, crueles hasta lo insoportable.
En esta escena hay aún esperanzas de salvar la relación. Hastiados del rol inicial, cambian de papeles y prueban al juego Ama/sumiso de la manera más vulgar y tópica. Un nuevo fracaso.
domingo, 23 de noviembre de 2008
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