En Al final de la escapada (Jean-Luc Godard, 1960) no se refleja ni remotamente una relación de Dominación /sumisión. No hay espíritus más libres y desapegados que el ladrón Michel (Jean Paul Belmondo) y la aspirante a escritora Patricia (Jean Seberg). Pero la escena que se inserta tiene al final un delicioso juego que merece comentarse.
Sentados en la cama, Michel quiere convencer a Patricia para que se vaya con él a Roma. Ambos se han acostado días atrás, él quiere volver a tener sexo, ella le esquiva con dulzura. La escena transcurre con suavidad, él está molesto por la negativa de Patricia y se tapa constantemente la cabeza con la sábana... Luego, le propone un corto juego, en el que, por supuesto, tiene todas las de ganar.
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