viernes, 30 de enero de 2009

Humillación por amor, en Rompiendo las olas

La controvertida película de Lars von Trier (Breaking the waves, 1996) narra la dura vida de Bess (Emily Watson) en una pequeña localidad escocesa, en los años 70. Y especialmente el apasionado amor que profesa a su marido (Stellan Skarsgaard). Cuando éste sufre un accidente y se queda inmovilizado de por vida e incapacitado para el sexo, Bess decide darlo todo para que ocurra un milagro.

En la escena, Bess mantiene un angustioso encuentro sexual con un desconocido en el autobús. Así son las fantasías de su marido: que tenga sexo con desconocidos, el sexo que él no le da, y luego le cuente lo ocurrido. Bess asume este empeño como medio para lograr el milagro deseado. Humillación, sacrificio, absoluta entrega por amor.

5 comentarios:

Morgana Vatori dijo...

A veces es muy complicado entender las fantasías de otra persona y más aún realizarlas. Es una triste secuencia, pero esta extrañamente cargada de un amor demasiado grande como para entenderlo.

Mar dijo...

Gracias por su comentario, Srta Vatori, pero permítame discrepar: ¿cree que en realidad no podemos comprenderlo? Tendría que ser casi obligatorio intentar entender amores así.

Ni siquiera es complicado, de verdad. Solo hay que dejarse llevar.

Un cordial saludo, y felicidades por su blog, me pasearé por él con frecuencia.

Morgana Vatori dijo...

Bueno, ciertamente es imprescindible tratar de compreder amores de este estilo. No me resultaría complicado si cambiase uno matices que no logro comprender, pero que respeto.

El problema es que no se me ocurriría introducir en esa secuencia matices míos, me cargaría lo profundo del tema.

1600 Producciones dijo...

Un joya de mi "enfermito" preferido. Toda la filmografía de Trier está nutrida de entregas extremas.

Esta es una escena tremenda y subyugante sin dudas.

Un placer reorrer tu espacio, un trabajo extraordinario.

Saludo y beso

Mar dijo...

Recuerdo que Rompiendo las olas me dejó noqueada y salí del cine con un monumental enfado... por eso me está llegando a gustar Lars von Trier. Cuando un cineasta no te deja indiferente, hay que sentirse agradecido. La escena es magnífica y desoladora. Y un trabajo magistral de Emily Watson.

Gracias por su visita y por supuesto, si tienen alguna sugerencia, serán muy bien recibidas.

Besos.