La rodilla de Clara (1970) puede ser un pequeño homenaje a Éric Rohmer, fallecido ayer, en este espacio. Sus numerosas películas plantean una forma de hacer cine pausada y reflexiva, poco acorde con el cine de blockbuster actual, pero que no se convierte en pedante (yo soy poco admiradora de los cineastas pausados y reflexivos por su tendencia a la pedanteria... pero Éric Rohmer es excepción).
Aquí, sin apenas acción, con una cuidada composición fotográfica y personajes que hablan, hablan y hablan, se desentrañan los juegos erótico-amorosos entre varias parejas, se observa, se seduce, se experimenta y se analiza. Y en el centro de la historia, la fijación obsesiva de Jêrome (Jean-Claude Brialy), un treinteañero a punto de casarse, por Clara y sus rodillas (Laurence de Monaghan)
martes, 12 de enero de 2010
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