Una boda de muerte (A few best men, Stephan Elliot, 2011) es una comedia del director de Priscilla, reina del desierto que echa mano del tema de la boda desastrosa por culpa de invitados más bien burros. Entretenida y ligera, a ratos escatológica y a ratos predecible, se deja ver y se olvida al rato, pero tiene el momento fetish que parece casi obligado en las comedias pasadas de rosca.
Momento donde brilla con luz propia ELLA, Olivia Newton-John haciendo de suegra del novio, alocada y guapetona. El chico de la máscara sado es Graham (Kevin Bishop) el más tontaina de los amigos del novio, al que gastan la broma durante la noche de despedida de soltero. Bromas así en la pelis siempre vienen bien, ayudan a normalizar a la gente que nos gustan esas cosas, ¿no?
domingo, 20 de mayo de 2012
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