La Cleopatra de Cecil B. DeMille (1934) es uno de los clásicos de Claudette Colbert. A alguien que le gustaba hacer cine a lo grande, como DeMille, la historia de Cleopatra le venía como anillo al dedo y así es esta peli: cine épico y epopéyico y también deliciosamente erótico.
El baño de leche de burra es la excusa ideal para burlar un poquito al Código Hays y mostrar ombligos de chicas, las esclavas que sirven a Cleopatra (Claudette Colbert), que llevan sus cadenas con arte y salero. Me encanta el maquillaje y el peinado aún a la moda de los años 20, pasando olímpicamente de la fidelidad histórica.
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